POR
Por Marco Núñez, estudiante de Publicidad UDP y del Taller de Género y Comunicación Publicitaria.
11 Enero 2022
En lo personal, creo que el lenguaje inclusivo ha sido una de las cosas más hermosas que ha pasado en el último tiempo en nuestra sociedad, puesto que le da vida a una identidad que siempre sentí pero que no podía verbalizar. “¿Qué es ser hombre?”, fue algo que me preguntaron para un ensayo en el colegio, y al otro curso les preguntaron “¿Qué es ser mujer?” (era un colegio dividido por sexos). Extraña me parecía la pregunta por lo que debatí con la profesora defendiendo que para definir qué es ser hombre, debía ocupar características que no tuviera una mujer y eso me limitaba a diferenciarlos solo por los órganos sexuales, respuesta que no me dejaba conforme. Por otro lado, la profesora solo me respondía con estereotipos cursis como “que los hombres tienen valentía, las mujeres tacto” y cosas por el estilo. Ese mismo año supe que existen personas trans y ahí aumentó mi curiosidad. Si hay hombres sin testículos y mujeres sin vagina, ¿qué los hace ser hombres o mujeres?. Porque entendía a simple vista que eran marginados por la sociedad, así que no podía ser posible que lo hicieran para llamar la atención o cualquier excusa transfóbica.
Aún no entiendo qué diferencia a los hombres de las mujeres sin considerar estereotipos heterosexuales y cis-género (hombres con pene y mujeres con vagina), pero sí entiendo que son identidades, que las personas son hombres porque así lo sienten y así se identifican, lo mismo con las mujeres. Pero ¿qué pasa si no me siento hombre ni mujer, a veces ambos y a veces un poco más de uno que del otro? Por mi está bien, no soy hombre ni mujer, pero los conceptos no se pueden definir por lo que no son. Entonces, ¿qué soy?
Años después me contaron del lenguaje inclusivo, ese que lleva la “e”. Gracias a él conocí lo que son las identidades no binarias, un espectro de identidades que están entre el ser mujer y el ser hombre y también fuera de esos márgenes, me explicaron también que se puede estar moviendo entre los infinitos puntos de este espectro, que existen también las identidades fluidas. Así entendí con alegría que ahí estaba yo, eso soy. ¿Por qué tuve que entender eso a los 20 años y no antes? Porque nunca lo vi, porque se ha estructurado el mundo para personas binarias, desde los baños, los colegios, los juguetes, la ropa, la salud, la publicidad. Sería más fácil para une si viéramos referentes no binaries en los medios de comunicación. A esa misma edad recién supe que existen personas intersexuales, que nacen con un órgano sexual no binario y comúnmente se les opera cuando son bebés sin ser necesario para el desarrollo de su vida. También fue porque no me lo enseñaron, esa es una de las fuertes razones para tener educación sexual integral en los colegios, porque enseñando las distintas identidades, orientaciones y sexos biológicos, las personas podrán sentir que encajan dentro de alguna normalidad y sentirse mejor consigo mismes. Esto a su vez, aumentaría el respeto que se tiene a las diferentes identidades, orientaciones y expresiones sexuales.