Sociedad

Contra la publicidad sexista: Escuelas con perspectiva de género

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Por Tania Libertad, Feminista, Publicista, Directora Creativa, Diplomada en Comunicación y DD.HH. (UAH-INDH), Activista Voluntaria en Bricofem, Directora de Publicitarias Chile y Cocente del Diplomado en Estudios Interdisciplinarios de las mujeres con perspectiva de género (Academia P&B).

9 Octubre 2020

Sobre perspectiva de género y publicidad siempre hay muchas cosas que decir y lamentablemente, pocas son positivas. ¿Tenemos un problema? Sí y debemos enfrentarlo sin miedo y dejando de hacer como si nada pasara, enfocando parte de los esfuerzos en nuestros inicios: las escuelas de publicidad, observando con detención desde los contenidos que se imparten hasta quiénes lo hacen y cómo lo hacen.

Si hacemos un rápido rastreo en las mallas curriculares de esta carrera impartida en diferentes universidades e institutos, notaremos que el espacio a la ética es poco o nada. Me centro en este ramo porque podría ser un buen lugar para comenzar a fomentar la creación de campañas y piezas publicitarias responsables en cuanto a Género y Derechos Humanos, aunque claro, el ideal es que este foco sea transversal a todos los ramos. Luego, si revisamos las docencias en estos lugares, podremos ver que muy pocas personas cuentan con la experiencia y estudios relacionados a género.

A lo largo de mi carrera profesional como comunicadora, trabajando en muchas agencias –nacionales e internacionales; grandes y pequeñas- y siendo activista voluntaria en diferentes agrupaciones relacionadas a los feminismos y a la perspectiva de género, he logrado entender la problemática de la publicidad sexista, visibilizar sus orígenes y cómo esto desemboca en muchos otros conflictos comunicacionales.

Hace poco tiempo, como representante de una de las agrupaciones en las que soy voluntaria, impartí junto a una compañera un taller sobre campañas contra la violencia machista con perspectiva de género –hago un gran paréntesis para subrayar que parece redundante decir esto, pero la verdad es que pocas campañas nacionales contra la violencia de género tienen esta perspectiva-. A la actividad asistieron estudiantes de publicidad y periodismo de diferentes instituciones. Al terminar, ellas nos comentaron que nunca les habían hablado de este tipo de responsabilidad comunicacional en sus diferentes casas de estudio, e incluso algunas, al mencionar esto en sus planteles, la respuesta que obtuvieron fue que no era una materia relevante.

¿Acaso seguimos diferenciando publicidad de comunicación? ¿Es eso lo que nos hace pensar que tenemos menos responsabilidades al entregar un mensaje? Al parecer, sí.

Centrémonos ahora en quiénes imparten ramos. Sin duda en muchas instituciones trabajan docentes con grandes conocimientos en sus áreas, pero hay algo que muchas veces no tenemos presente por la normalización de las violencias: el machismo contra alumnas. Es un tema difícil hasta de leer, pero que debemos enfrentar para generar espacios seguros, donde la perspectiva de género se imparta, pero también se viva –coherencia, ¿no?-. Como voluntaria de una agrupación de publicistas con perspectiva de género he recibido testimonios de estudiantes de diferentes instituciones que tratan de buscar en nosotras apoyo y guía ante frases emitidas por docentes, donde se les pide que usen escote para presentarle a clientes, que hagan dupla con hombres porque “ellos son más creativos”, que no opinen de autos siendo mujeres, y una lista de frases que parecen sacada de la serie Mad Men que algunos parecen añorar.

Entonces, ¿la respuesta es que deberíamos tener a más docentes mujeres? Sí, y no. Por brecha de género, por representatividad y por apertura laboral todas las instituciones deberían tener una planta docente paritaria. Sin duda hay muchas profesionales con grandes capacidades y especialistas en sus áreas. Pero –gran pero- ser mujer no asegura perspectiva de género. Recordemos que todas las personas nacimos en este sistema patriarcal, nos criamos en base al machismo y nos construimos normalizando e invisibilizando muchas violencias.

De todas formas, la perspectiva de género es algo que podemos aprender, estudiar y ejercer desde nuestras identidades, respetando y teniendo en cuenta nuestros privilegios y las vulneraciones de derechos que sufrimos. Por eso, replicando erróneamente el discurso que dice que ser mujer es automáticamente igual a feminismo o perspectiva de género, podemos caer en llamados a la acción vacíos, donde se invita a otras mujeres solo a “esforzarse más”, como si la meritocracia funcionara en Chile, uno de los países más desiguales del mundo.

Hay muchísimo por hacer, pero las respuestas están ahí. En algunos lugares se parte con espacios como PubliFem, que impulsará cambios desde una visión crítica con un fin constructivo y deconstructivo, o podríamos visibilizar aún más el arduo trabajo voluntario que hacen día a día compañeras en diferentes organizaciones de la sociedad civil, informando, denunciando, generando guías, educándonos entre todas las personas.

Por último, debemos entender que la perspectiva de género y de Derechos Humanos son enfoques que deben estar en nuestro día a día, ante cualquier campaña comunicacional -de cualquier producto o servicio- y no solo usar esto cuando queremos generar campañas con el fin de ganar un premio. Acá el premio es aportar a la erradicación de las violencias.