Sociedad

Visibilizar la disidencia: El temor de los mandamases televisivos

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Por Benjamín Lavín Cárcamo, estudiante de Publicidad UDP y del Taller de Género y Comunicación Publicitaria.

5 Enero 2022

A lo largo de mi aprendizaje en el área de las comunicaciones, me he dado cuenta que existen cosas que son necesarias de cambiar en la actualidad, y no tan solo hablamos de medios controlados que se basan en transmitir información por intereses, sino que también, medios desactualizados, que hacen oídos sordos a todo aquello que se rija diferente a lo definido por el cis-hetero patriarcado. Miramos la televisión, los medios digitales, nuestras redes sociales, y podemos pensar que nos encontramos en un país más íntegro e inclusivo, donde se están dando a conocer las realidades y demandas del colectivo LGBTIQ+.

Sin embargo, seguimos viendo noticias como la de Isidora, mujer trans que recibió múltiples impactos de perdigones luego que se le disparara desde un vehículo en movimiento, ocasionándole ceguera total. Este tipo de noticia, nos demuestra que en Chile y el mundo, aún existe un pensamiento retrógrado, y que todavía en la sociedad hay quienes siguen esparciendo odio a través de ataques en contra de la comunidad, y sobre todo, de compañeras trans-travestis y parte de la disidencia. Esta noticia la recibí con rabia e impotencia, porque conozco de cerca las realidades de compañeres travestis, trans y no binaries, y sé lo difícil que es para elles vivir en un país que tiene una visión criminalizante, sobre todo en los medios para este sector de las disidencias sexuales.

Partiré en primer lugar definiendo lo que para mí es la disidencia, como seres que luchan y tienen un discurso político claro en contra de las normas, discursos y políticas del estado y la sociedad, que no apoyan y perjudican la vida de estas personas. Son elles quienes están siendo ignorades, sobre todo por los medios tradicionales, no es correcto ni justo que la realidad de algunos, sea impuesta como la realidad de todes, es por esto que es necesario:

#VISIBILIZAR
Visibilizar diversidad en los medios, donde todos, todas y todes podamos identificarnos e interesarnos por lo que vemos en las diferentes plataformas.

No es curioso que la juventud se aleje cada vez más de los medios tradicionales, porque no se ven reflejad@s en lo que transmiten y desconfían de la información que se muestra, más aún en la televisión abierta.

Junto a esto, es importante que más allá de visibilizar a las diferentes orientaciones sexuales, se muestren las realidades de las disidencias, que son aquellas personas, que a diferencia del resto del colectivo LGBTIQ+, están siendo mayormente ignoradas, discriminadas e ignoradas en los medios de comunicación y la sociedad. En una entrevista realizada a Anastasia Maria Benavente, mujer trans femenina, escritora, profesora, amiga, compañera y un amor que me entregó la vida, recuerdo que me indicó lo siguiente: “La visibilidad que se tiene, sobre todo de la población trans femenina, que es la que yo represento y de la cual participo, es una visibilización criminalizante”. Esto refleja el contenido que entregan los medios, una mirada criminalizante hacia ellas, por el solo hecho de no expresar un género binario. Los medios masivos de comunicación hablan de las travesti, de las trans, relacionándolas con hechos delictuales, ya sea un asalto o porque están trabajando, ejerciendo trabajo sexual en la vía pública, porque fueron asesinadas, porque se vieron involucradas en tal conflicto, etc. Se trata la realidad de las compañeras bajo la mirada del morbo televisivo. Lo que yo me pregunto es ¿por qué siempre son abordadas de manera tan cruda y violenta, y no se muestra orgánicamente la vida de estas personas?

Mi respuesta se basa en el Chile de hoy, en este país en donde todavía existe una moral cristiana conservadora que rige todos los ámbitos de la vida social. La política, la televisión, la educación, la cultura, la comunicación, todo está regido por ese binarismo de género y por esa moral cristiana. Es entonces que todo lo travesti, todo lo trans, lo no binarie, lo disidente, queda en una marginalidad, exceptuando algunos casos como ‘La Mujer Fantástica’, donde se muestra una trans higienizada, con cultura, que habla idiomas, que vive en el extranjero, que hace series de televisión pero que no es la realidad de todas las demás.

Es así como nos quedamos en lo hegemónico, lo que es bonito y no genera disrupción ante los ojos de un espectador, el cual está pensado bajo un sistema donde solo existe el hombre y la mujer. Las veces que se muestran en los medios figuras que son de la comunidad, correspondes a personajes que encajan perfecto en este sistema cis-hetero patriarcal, y que no ensucia y no incomoda. Ahí podemos encontrarnos con Astorga, Neme, en algún punto Jordi Castell porque es fotógrafo, y después está Italo Passalacqua y Gonzalo Cáceres, de quienes se reían. Pero incluso estas figuras estaban condicionadas a pertenecer a una cosa que era súper masculina, entonces imagínense ustedes, ¿La presencia trans, travesti, no binaria… dónde cabe? La televisión o los medios tradicionales de comunicación, están muy enmarcados, muy pauteados y no se permite mucho la libertad editorial o entrevistar a ciertas personalidades que salgan de lo “común”. A mi me gustaría y creo harto en una televisión pública, democrática, lo cual no existe hoy en día en Chile.

Los medios de comunicación tradicionales, al final, plantean una idea de qué es lo que hay que escuchar, qué es lo que hay que ver, qué opiniones son importantes y cuáles no, y en eso, no solamente quedan fuera las disidencias sexuales, sino que también quedan fuera ciertas mujeres y ciertos grupos migrantes. Siguen siendo hombres heterosexuales, mujeres hegemónicas e hipersexualizadas, quienes tienen acceso a dar su opinión en los medios de comunicación tradicionales. Sin embargo, la gente comenzó a abrir los ojos, y al igual que la iglesia, las ONG y las instituciones, luego del 18 de octubre, las institucionalidades se volcaron en una crisis, que no dejó de lado a los medios de comunicación. Lo bueno y lo interesante de esta revolución, de este estallido social, es que la ciudadanía está buscando nuevas formas de relacionarse, nuevas formas de vincularse, de conocerse. En ese sentido, creo que las instituciones están en crisis, contando a todos los medios de comunicación tradicionales, la radio, la televisión y los medios escritos.

Los cambios que exige la sociedad, no se alejan de los cambios que deben existir en los medios, porque lo lindo del 18 de octubre, es que la gente salió de su burbuja o la burbuja que los medios tradicionales, la sociedad y el mercado establecían. Nos empezamos a dar cuenta de que existen realidades compartidas, de que miles de personas tenían miedo a enfermarse o a perder la casa, o que no solo ellos tenían un familiar que había muerto en los hospitales o tenían un amigo que por ser trans o ser de las diversidades sexuales, le habían pegado, o no solo a una mujer le pasó que en el metro la tocaran o que la violaran. Nos estaba pasando a todes y era algo que los medios no estaban hablando. La ciudadanía va muchos pasos adelantados, y es por esto que es necesario evolucionar al mismo ritmo y mostrar esta nueva realidad con todo lo que implica, incluyendo la liberación de género y sexual. Lamentablemente en Chile y no solo en Chile, sino que en muchas partes de Latinoamérica y el mundo, los medios de comunicación le pertenecen a muy pocas personas, a la élite, y son ellos quienes establecen los temas y los contenidos que se van a discutir. Entonces, para poder diversificar los contenidos también tienes que liberar a los contenidos de que tengan dueños. Al final, cuando los canales, las radios, la televisión tienen dueño, los dueños estructuran qué es lo que ellos creen o en función de sus intereses también de qué se le habla a la ciudadanía. Es por esto que actualmente la confianza en los medios tradicionales va en picada, porque están a cargo de cabecillas que no consideran las realidades de todes.

Me da la sensación de que no es un tema que les interese, no les pertenece. Siento que mientras más lejos esté la diferencia, sobre todo pensando en que la disidencia o orientación sexual sigue siendo algo escondido, y donde hemos tenido un abandono total histórico durante muchísimo tiempo, debería existir un proceso de cambios, que se sabe, no será a corto plazo, pero sí debe suceder. Entonces si hablamos de la televisión abierta, la forma en que se visibilizan estas cuerpas disidentes y diversas es primero muy caricarurizada, una realidad muy oscura, en donde lo que vende es el morbo. Esto obviamente genera en la población un ‘Ay mira qué lindo, riámonos de los maricones vestidos de mujer’, pero nunca se profundiza en temas de identidad o tampoco se aporta en una discusión acerca del tema, sino que solo se ve como algo de diversión. La imperante posición de los medios de ignorar ciertas realidades de las disidencias, se explica por el sistema de reglas de los medios masivos de comunicación, los cuales establecen sobre qué hay que hablar y opinar, la conocida agenda setting que rara vez ha incluido a las disidencias dentro de los temas de opinión pública regulado por la política. Los contenidos que se muestran, responden a los intereses un imperio poderoso, que no deja incluir a lo disruptivo, y el cual está super fortalecido y se defiende, apoya, se tapa las mentiras y nos venden una realidad que es de unos pocos, haciéndonos creer que esa es la única realidad, que son esas las únicas posibilidades, y así como Orozco postulaba en su libro “Audiencias, televisión y educación: una deconstrucción pedagógica de la ‘televidencia’ y sus mediaciones.”, “la televisión ha estado aliada con el poder político establecido, no con las audiencias”. Nosotres deberíamos estar en los matinales hablando de sexualidad integral, educando a las personas para que las chicas, las nuevas generaciones, puedan vivir tranquilas y en paz, con trato digno y alejades de la crueldad televisa. Sería bonito hacer un programa que pueda hablar sobre las cosas que están sucediendo, que pueda dar un poco de educación sexual, que pueda hablar de los dramas de todas las personas que se escapan del régimen cisgénero, porque existimos, y parece que nunca hemos sido de interés público.

Yo educaría e informaría a la población sobre cómo es realmente la verdadera vida de una persona transgénero en el país, los índices, las estadísticas de suicidios, las expectativas de vida, las condiciones deplorables en que viven la mayoría, visibilizaría a las que han sobrevivido a este genocidio. Me gustaría que se contaran las historias de las compañeras que han muerto, reflejar las realidades diversas tal cual son.

Las nuevas generaciones deben tener nuevos referentes, que se hable sobre esto, que se hable sobre otras formas posibles de ser aparte de hombre y mujer, ya que el mundo entero está viviendo una revolución sexual y desentenderse o ignorarlo no lo va hacer desaparecer. Soy no binarie y me incluyo en las disidencias.

Mi lucha será transmitir mensajes correctos y de peso, cargados de activismo para integrar a quienes que por décadas han sido desplazad@s. Como publicista, lo que más me motiva es construir a través de la comunicación una sociedad más inclusiva, donde se muestren las realidades de todas, todes y todos.